jueves, 30 de septiembre de 2010

Elecciones y derrotas III

Nos constó trabajo convencer a Tomás Cruz.
–Eres periodista – le insistimos una y otra vez – siempre te has preciado de lo mismo ¿Por qué no quieres hacerle la entrevista al exdiputado? Está ya muy viejo, pero tiene buena memoria.
Tomás argumentó dificultades de comunicación, torpeza y egoísmos exacerbados en TODOS los diputados mexicanos actuales y no recordamos qué más cosas. Nosotros rebatimos sus argumentos diciendo:
–Primero: en 1983 había algunos diputados diferentes a los actuales que todavía intentaban representar la soberanía popular, hablaban con el pueblo, lo escuchaban; esos pocos llevaban las aspiraciones populares a sus congresos. Segundo: eres buen periodista, lograrás arrancarle recuerdos y podrás discernir entre verdad y mentira. Si no lo logras no le contamos nada a nadie y ahí acaba el asunto.
Finalmente convencimos a Tomás. Buscamos a uno de los dos que fueron diputados del partido del Profe en aquel lejano 1983. Tomás lo entrevistó y nos cuenta así parte de lo que obtuvo:

Tomás: Señor diputado ¿usted era legislador local en aquel municipio donde, en unas elecciones municipales su partido se robó una urna?

Ex diputado: No robamos nada, recuperamos una urna para que se contaran los votos realmente emitidos. Sí, fui diputado pero ahora es una vergüenza serlo en México, así es que no me llames así.

Tomás: La ley marcaba entonces que el congreso del estado calificaría en definitiva las elecciones municipales y determinaría quiénes eran las autoridades electas ¿El congreso aplicó alguna sanción a su partido por robarse una urna?

Ex diputado: Era imposible que nos sancionaran por ello, cuando el gobierno se robó el resto. La trampa fue grotesca y legalizada por 16 votos de los veinte diputados locales, una abstención y tres votos en contra del dictamen que dio el triunfo al partido oficial asegurando cínicamente que no hubo “ninguna irregularidad” en el proceso electoral.

Tomás: Pero usted y su partido ¿no hicieron nada para defender la legalidad?

Ex diputado: Tomás, tú sabes cómo han sido las elecciones en México a través de toda su historia. Aunque recuperamos una urna sabíamos que no habíamos ganado las elecciones en el municipio. Era la segunda vez que participábamos en un proceso electoral. Dos años después logramos que se contara con absoluto apego a la ley los votos de una casilla en un municipio vecino. Ya te lo platicaré al rato si te interesa. En el caso del que hablamos la aplanadora oficial nos pasó encima. Ese y otros procesos electorales en los que intervine me convencieron que en México el camino electoral sirve de muy poco. Los grandes fraudes electorales de fines del siglo XX y principio del siglo XXI así lo demuestran. Después de todo las derrotas también nos dan lecciones políticas.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Batallas perdidas IV

Hace dos meses y medio, el 1 de julio, Felipe Gómez nos narró cómo se formó una colonia semiurbana al norte de la ciudad de Monterrey. Ocho días después yo empecé a contar cómo fue que llegué a esa colonia. Ahí se formó un organismo importante del partido en que militaba y que se estaba construyendo en Nuevo León. Para entonces ya había una dirección estatal del partido, la cual me hizo responsable de atender al grupo recién formado y que con el tiempo conoceríamos como grupo “Cucharas”, por llamarse así el paso del río que estaba relativamente cerca. Mi responsabilidad era hacer que el grupo se reuniera cada semana, el mismo día y a la misma hora, estudiara, analizara, y tomara acuerdos para mejorar su situación y así prepararse para colaborar en la mejoría general de la sociedad.
No recuerdo haber logrado tanto, pero las reuniones semanales se mantuvieron mucho tiempo; conmigo casi un año. Poco a poco se fue configurando el principal objetivo de la reuniones: formar un ejido solicitando las tierras que nos sonreían del otro lado de la carretera. Que sonreían lo asegurábamos nosotros sin dudar, por más que esas tierras ni llorar podían de tan abandonadas que estaban.
Pero en fin: se estudió bien la Ley de la Reforma Agraria y se formó el Comité Particular Ejecutivo, órgano legal de gobierno y de representación del grupo que demandaba ejido. Fueron setenta y tres los campesinos que se señalaron con derecho a tierras. Firmada la solicitud se entregó a la autoridad correspondiente y nunca más hubo respuesta oficial a la misma. El grupo guardó la solicitud con el sello oficial de “recibida” y con ella en la mano inició una larguísima guerra burocrática que no hizo avanzar el trámite ni un milímetro.
Casi un año después, con un partido estatal más consolidado y estructurado, en una reunión del Comité Central del partido fui comisionado a la ciudad de Monclova para sembrar allá el partido y me despedí del grupo de Cucharas, que siguió reuniéndose cada ocho días. Finalmente el grupo decidió invadir los terrenos solicitados. El gobierno estatal los sacó de las tierras y ahí terminó la lucha.
– ¡Qué mal informado estás! – casi grita, furioso, Felipe Gómez desde su lugar – sí invadieron y sí fueron desalojados, pero ahí no terminó la lucha – añade ya más calmado – además hay mucho que contar en torno a la invasión ¿O ya no te acuerdas, Profe?
– Pues entonces te toca seguir narrando, porque si yo continúo seguramente inventaré muchas cosas.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Final de una historia que había quedado trunca, V

A fin de cuentas decidimos preguntarle a Teódulo Piedra, quien en su vida ocupó varios puestos en diferentes comisariados de bienes comunales del Mezquite, en qué terminó la invasión de tierras que hemos narrado en las anteriores cuatro o cinco publicaciones. Esto es lo que nos dijo:
“Bueno, esa vez el Mezquite alcanzó varios triunfos. Todos sabíamos que no podíamos ceder y nos negamos a salir de los terrenos afirmando que solamente los dejaríamos hasta que la negociación terminara con la firma del propio gobernador de Hidalgo. Los habitantes del Mezquite también sabíamos que no debíamos pelear con armas contra los ñahñúhs de Xagahó, por más que fueran del PRI; al fin de cuentas eran campesinos jodidos, como nosotros. Fuimos los del Mezquite los que propusimos un arreglo, que sufrió muchas modificaciones durante las pláticas entre nosotros, los de Xagahó y gobierno. Finalmente se firmó el siguiente acuerdo: nosotros cederíamos la mitad de las 473 hectáreas al ejido de Xagahó. La delegación agraria prepararía el expediente de ampliación por 237 hectáreas al ejido de Xagahó y de dotación de otras 236 para el nuevo ejido del Mezquite, cuyos beneficiarios serían nuestros hijos sin tierras y con “sus derechos a salvo”. La resolución estatal firmada por el gobernador se publicó muy aprisa, tanta que nunca lo creímos antes de que sucediera. Se ejecutó también luego luego. Los comuneros y los nuevos ejidatarios del Mezquite, por ceder la mitad de las hectáreas que teníamos en posesión pública y pacífica desde hacía cinco años, pedimos a cambio obras de riego para beneficio de los terrenos comunales. Sabíamos que el delegado de Recursos Hidráulicos en el estado quería hacer esa ampliación desde hacía tiempo, pero nunca le habían asignado presupuesto. La propuesta de “cambiar” 237 hectáreas por mil ochocientas hectáreas con nuevo riego se aprobó así también rápidamente. Esos nuevos canales llevaron las aguas negras del Distrito Federal a nuestros bienes comunales y a muchas otras hectáreas vecinas en un poco menos de dos años. Por último, y fue la parte de la negociación que más nos costó, haciendo “la llorona” también obtuvimos al acuerdo de que se pavimentarían los tres kilómetros de brecha que unen nuestra comunidad con la carretera Ixmiquilpan-Cardonal. Esta obra tardó más de dos años en realizarse, pero también la conseguimos tras perseguir tercamente su realización. El Mezquite obtuvo otro triunfo no material, pero muy valioso para nosotros: los ejidatarios de Xagahó, tas haber visto durante todas las negociaciones el apoyo decidido que nos dio nuestro partido y comparar con el apoyo que el PRI y la CNC les negaron, abandonaron su militancia oficialista. Al principio solamente los dirigentes y poco a poco la gran mayoría de ejidatarios y sus familias se fuero afiliando a nuestro partido socialista, aunque yo no sé hasta qué punto hicieron suyos los principios ideológicos del partido que a nosotros nos enseñó tanto.”

jueves, 9 de septiembre de 2010

Nosotros (el día de hoy)

La verdad es que estamos desconcertados. Nosotros. Los que en una forma u otra estamos narrando sucesos aparentemente desconectados en este medio electrónico, con esta herramienta que para todos los que participamos en ella es nueva. Los jóvenes la llaman “blog” y la manejan con soltura, pero todos nosotros somos viejos, algunos mucho, tanto que ya hemos muerto pero, tercos, seguimos escribiendo.
A lo que narramos queremos darle un claro hilo conductor, una base común que los una. A pesar de nuestro deseo a veces solamente nos queda entre las manos una serie de anécdotas sin relación y hasta contradictorias. Eso es lo que nos ha sucedido últimamente: hace casi tres meses, el 24 de junio pasado, Felipe Gómez nos aseguró que nos narraría derrotas. Nos lo dijo tras una breve argumentación (que puede leerse aquí) y ocho días después nos empezó a narrar lo que según él son fracasos. Inició la anécdota de un campesino migrante, que llegó a Monterrey, se convirtió en subempleado, pero no olvidó sus aspiraciones agrarias. La primera parte la narró Felipe (está aquí) y luego alguien, creemos que el Profe, narró otra parte (que se encuentra acá); luego se perdió el hilo de esa narración y alguno de nosotros nos trajo a la memoria una conversación entre Jacinto Arriaga y Manuel Gómez, este último hermano menor de Felipe. En ese encuentro ellos hacen alusión a la conquista de su ejido, victoria sin duda, y empiezan a platicar sobre la necesidad de organizarse en torno a la venta colectiva de ixtle de lechuguilla (ver aquí) pero dejan inconclusas las acciones posteriores, si es que las hubo.
Ya extraviados en el dédalo de recuerdos entreverados por el azar, alguien nos habla de dos derrotas electorales con avances en la organización partidaria y luego aparece (narrada aquí) la tristeza de Hilario Zapata tras una dolorosa derrota solo esbozada; descalabro doloroso como pocos, pero del que casi nada sabemos y al que se alude sin continuación visible.
Y de pronto regresamos a luchas que se anuncian triunfadoras, sin previo aviso de cambio, pero cuya solución no vemos por ningún lado. De ahí nuestro desconcierto: cuatro partes narradas a lo largo de un mes y todavía no vemos claro hacia dónde apunta la conclusión de los sucesos.
Empezamos a sentir, los múltiples narradores que aquí participamos, que el “blog” no es un instrumento idóneo para dar unidad a lo que pretendemos contar como un todo sistémico a pesar de la diversidad de los episodios que tiene.
Trataremos sin embargo de concluir dentro de ocho días la historia narradoaen las últimas cuatro semanas, aunque no logremos hacerlo con elegancia. Después intentaremos recuperar un hilo conductor ¡Musas literarias, échenos una mano!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Historias trucadas, IV. En una importante oficina gubernamental.

– Licenciado Nolasco: haga la recapitulación de la situación para que todos la tengamos clara. Necesitamos todos los datos. Digo todos, los conocidos y hasta los desconocidos. Sea breve. Aunque el señor gobernador nos dijo que esto es prioritario el día de hoy, y lo es, tengo muchos otros asuntos que atender. Adelante, licenciado.
Quien habla es el Secretario General de Gobierno, segundo al mando en el estado. Se encuentra reunido con nueve personas más en el salón de juntas del palacio de gobierno del estado de Hidalgo. Varios auxiliares, de pie tras los altos funcionaros sentados a la mesa, atienden con seriedad y eficiencia los requerimientos de sus jefes.
Nolasco toma las hojas escritas a máquina que desde el principio de la reunión están frente a él y las lee fuerte y claro:
– Hace tres días, el miércoles 25 del presente, a las 5:12 de la tarde nos avisaron que en el Valle del Mezquital los ejidatarios de Xagahó invadirían 476 hectáreas de tierras de labor, al amanecer del jueves 26. La invasión la preparaban desde semanas atrás, según ya habíamos informado. En sus lugares tienen un anexo con los detalles del plan que preparaban ...
– Ahorre comentarios inútiles. Sea breve pero muy exacto – interrumpe el Secretario General de Gobierno.
–Los ejidatrios de Xagahó son priístas y de la CNC(1), pero ni el partido ni la central campesina han alentado la invasión, antes bien, han intentado detenerla. El señor gobernador ha dicho que está dispuesto a asistir personalmente a cualquier invasión agraria para sacar a los infractores. El mismo día 25, a las 11:40 de la noche, los comuneros del Mezquite tomaron las tierra. Más de 200 campesinos del Mezquite, apoyados por sus mujeres e hijos entraron ordenadamente hasta la mitad del terreno. Vigilantes de Xagahó, que desde hacía horas estaban en el predio, cruzaron balazos con los del Mezquite. Ambos bandos dispararon pero no tenemos indicios de que haya heridos de bala. Los comuneros del Mezquite son del nuevo partido socialista, pero nuestros informes dicen que ningún dirigente de tal partido, ni estatal ni nacional, intervino en la invasión. A las 4:28 del jueves 26 Xagahó colocó grupos numerosos de su gente, fuertemente armados, frente a la línea de hogueras que marcaban las posiciones de los comuneros del Mezquite a la mitad de las 476 hectáreas que hoy están en disputa. Hasta este momento los dos grupos se mantienen es sus puestos; siguen armados; hay mucha tensión y el peligro de un enfrentamiento a balazos no ha desaparecido. El señor gobernador afirmó que si no se evita un zafarrancho va a destituir a más de alguno. Que no quiere ...
– Esa es parte de la situación social en estos momentos – interumpe el Secretario General de Gobierno – ¿Se tiene contacto con los dirigentes de los invasores? ¿Están interviniendo representantes de los dos partidos enfrentados?
– Estamos presionando a las autoridades ejidales y comunales de Xagahó y del Mezquite para que salgan del terreno; no hemos avanzado; son muy tercos esos ñahñúhs. El PRI y la CNC ya se lavaron las manos; es más, han negado todo apoyo a Xagahó y los amenazan con expulsarlos del partido, aunque sabemos que no lo harán. En cambio ya intervinieron los dirigentes estatales del partido socialista; dan todo su apoyo al Mezquite, pero no se han negado al diálogo. Hoy en la tarde, aquí en la capital, habrá una reunión con todos los involucrados; el PRI no asistirá; el señor gobernador estará presente.
– Asistiremos todos nosotros. Los vamos a presionar fuertemente para que se salgan del predio, cada quien desde su terreno de acción – cierra el punto el Secretario General de Gobierno. – Señor Delegado de la Reforma Agraria ¿nos hace el favor de informarnos la situación legal de los terrenos invadidos?
El aludido, funcionario federal comisionado en el estado, no depende de las autoridades estatales, por eso es tratado con tanta deferencia; toma sus apuntes y dice:
– El predio invadido es de 476 hectáreas, 32 áreas y 14 centiáreas. Está bien delimitado por las mojoneras de los bienes comunales del Mezquite y del ejido de Xagahó y un camino o brecha muy utilizado por los vecinos, trocha que sirve de límite a unas pequeñas propiedades que ahí existen. El predio no está registrado a nombre de nadie. Podríamos reclamarlo como terrenos nacionales. Aunque no tiene buena infraestructura de riego, desde hace más de cinco años los comuneros del Mezquite se han ido metiendo a esas hectáreas poco a poco. Nos hemos informado que al inicio empezaron cultivando con el temporal y hábilmente lograron rodar el agua de los canales, sin pedir permiso a nadie; es el primer ciclo agrícola que cultivan todas las hectáreas con riego. No tenemos claro cómo consiguen el agua, pues necesitan estar en el padrón de usuarios. En este momento prácticamente las 476 hectáreas están sembradas de maíz. Estamos seguros que todo el trabajo lo ha hecho gente del Mezquite.
– Pero si invadieron ¿por qué ustedes no habían intervenido?
– Con todo respeto, señor Secretario, los del Mezquite empezaron a cultivar el terreno poco a poco, en paz y a la luz pública; nadie reclamó, nadie dijo nada. El terreno estaba abandonado y agreste: tierra, piedras y cardones. Nosotros nos enteramos de los hechos hace un poco más de tres meses; apenas para investigar la situación y medir el predio con exactitud. Por cierto los del Mezquite no se negaron a que lo midiéramos; es más, ellos lo solicitaron, no sabemos con que fin. En cuanto al riego aquí está el Delegado Federal de Recursos Hidráulicos que nos puede informar.
– Lo del riego ahora es intrascendente – comenta el Secretario General de Gobierno – ¿Qué más hay de la situación legal?
– Poco que añadir: el terreno no tiene dueño conocido, sólo lo han cultivado los comuneros del Mezquite pero los de Xagahó alegan que ellos tienen los derechos de esos predios porque se han cultivado con el agua que a ellos les correspondía para regar su ejido. Siempre han sido muy alebrestados y como su ejido es grande y ha recibido muchos privilegios se sientes los consentidos de la región y piensan que tienen la protección total del gobierno. Por eso iban a invadir. La solución está en una negociación que beneficie a los dos ejidos ...
– Pero primero hay que sacar a toda la gente del terreno. Eso lo hacemos en hoy en la tarde. Nos vemos a las cinco en punto en este mismo salón.

(1) Priístas = del partido Revolucionario Institucional (PRI), partido oficialista y casi único por ese entonces. CNC = Confederación Nacional Campesina, central agraria oficialista, uno de los pilares sectoriales del PRI. (Nota del editor)